Horario Urteaga n° 1991-1993 y Jr. Estados Unidos n° 405, Jesús María
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¿Sabías que en sus inicios este día no fue una celebración? Cada 24 de junio deberíamos volver atrás y rememorar el trato a nuestros hermanos campesinos, aquellos que trabajan día y noche para que a nosotros no nos falte qué comer.

Fue el presidente Augusto Leguía, quien decretó El Día del Indio cada 24 de junio, un solo día mientras que los otros 364 días eran para que sigan siendo explotados por los hacendados aristócratas que invadían sus tierras y hacían y deshacían a su antojo. Un solo día que se festejaba con música y danzas, y al día siguiente debían trabajar el doble, porque a ellos no se les permitía faltar jamás.

¿Se imaginan el dolor y el pesar de aquellos compatriotas? El hartazgo fue mucho (es mucho), y fue con el gobierno de Juan Velasco Alvarado, que aquel 24 de junio de 1969 cambio de nombre al famoso «Día del campesino» junto con las palabras que darían la reivindicación del campesinado en el Perú: «Campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza».

Ver la historia hacia atrás nos hace, entonces, preguntarnos si la situación del campesino ha mejorado o empeorado el día de hoy.

Perú es un país que vive de agricultura, y eso es algo de lo que tenemos que enorgullecernos, somos privilegiados al poseer tanta variedad de alimentos. ¡Siéntete orgulloso del hombre del ande, de la selva, de aquel que tiene su chacra, su cultivo!  Ese es nuestro Perú, multidiverso y bienaventurado, quiérelo, y quiere sus productos; quiere, ama sus alimentos, sus plantas, su fauna, y relieves.

El día del campesino no es solo para celebrarle a un hombre, es para recordarnos a nosotros mismos nuestros orígenes, nuestros idiomas y nuestra cultura.